sábado, 29 de agosto de 2009

La clínica analítica de hoy


La clínica analítica de hoy:


-Los usos del Psicoanálisis y los lazos virtuales-.


Autores:
Luciana P. Reale
Lic. en Psicología (UAJFK)
Martín C. Rodríguez
Analista de Sistemas (UAI)



La civilización actual se manifiesta con el problema por la conmoción de la sociedad, de las costumbres, de las tradiciones, del individualismo contemporáneo y de la era del consumo masificado que rompe con lo instituido desde los siglos XVII y XVIII y establece una “Era del vacío”.
¿Qué es lo social para el Psicoanálisis Lacaniano? Desde S. Freud la identificación, la relación de objeto, de igual modo encontramos "lo social" en J. Lacan bajo la problemática de la relación con el Otro en la constitución subjetiva. Podríamos decir que " La realidad psíquica es la realidad social", como así también Freud (1921) plantea que la psicología individual es, desde el principio, una psicología social, puesto que, como indica el creador del psicoanálisis en "Psicología de las masas y análisis del Yo", - "la psicología individual se concreta, ciertamente, al hombre aislado e investiga los caminos por los que el mismo intenta alcanzar la satisfacción de sus instintos, pero sólo muy pocas veces y bajo determinadas condiciones excepcionales, le es dado prescindir de las relaciones del individuo con sus semejantes. En la vida anímica individual aparece integrado siempre, efectivamente, - el otro - como modelo, objeto, auxiliar o adversario"-.
Desde la clínica, se constata que el individualismo de masa tiene consecuencias sobre el lazo social y su ruptura, encarnándose en la subjetividad actual.
Es por ello, que las manifestaciones particulares y diversas del malestar contemporáneo se expresan en síntomas (sinthome) que reflejan la fragilidad de los lazos.
Al referirnos al síntoma, dice A. Miller (1998): “El síntoma es lo que hace insignia” en su texto “Los signos del goce”. El síntoma es eso que insiste en un sujeto, - signo de lo que no anda en lo real -, dice Lacan, y en el que Freud encontró, gracias a esa insistencia, un placer desconocido para el sujeto mismo, un placer inconsciente, debido a una satisfacción de la pulsión. Es lo que Freud denominó - reacción terapéutica negativa - y que Lacan nombró como goce, “goce del síntoma”. El goce es la satisfacción de la pulsión en el síntoma.
Las manifestaciones de los síntomas contemporáneos aparecen en: adicciones, trastornos alimenticios, violencia, posiciones de aislamiento, aburrimiento, cinismo contemporáneo, depresión, ataque de pánico, pasaje al acto, vacío existencial, entre otros, que indican los malestares de la sociedad del siglo XXI. También dichos malestares remiten a distintos modos de la pulsión en los tiempos actuales, diversas modalidades de goce cínico que también evidencian el retorno de lo real en lo social, donde se requiere de la presencia del Otro para obtener la satisfacción o bien arruinar el cuerpo del Otro, siempre en detrimento de la relación con el otro.
Sin embargo, con el avance de la Ciencia y las tecnologías, dentro de la dimensión social, aparecen nuevos medios de comunicación que permiten establecer lazos sociales con el otro. El medio de comunicación más conocido y utilizado a nivel mundial, que remite al imperativo de la época, es la red de redes: Internet. Una de las características que presenta la “red virtual”, es el libre acceso a todo aquello que el sujeto deposité como usuario del mundo virtual, a partir de establecer ciertos “lazos virtuales” que invitan al consumo masificado.
De todas las transformaciones que generó en nuestras vidas la aparición de la red de redes existe una que resalta por sobre las demás y es la forma en la que las personas modificaron sus formas de interacción. Esta modificación no fue por un reemplazo de las mismas sino más bien por una ampliación o actualización en la mayoría de los casos. Con el advenimiento de las nuevas tecnologías, surgieron nuevos modos de establecer intercambios entre los sujetos y con ello nació una revolución en el área de la comunicación. La llegada de la llamada Web 2.0 (una especie de segunda generación dentro de Internet centrada en las comunidades de usuarios y blogs), término acuñado por Tim O’Reilly, no hizo más que acentuar esta tendencia que promueven las redes virtuales, las cuales parecen seguir creciendo mientras la magnitud de su alcance es aún desconocida.
En virtud de ello, las redes virtuales, “dicen tener la posibilidad de ayudar a comunicarte y a compartir con personas que ya conoces”. Asimismo dichas redes virtuales brindan la posibilidad de establecer una comunicación entre sujetos de manera simultánea y en algunos casos ofrecen el surgimiento de nuevos lazos sociales con otros de distintas partes del mundo.
¿Pero cómo es que este fenómeno de la comunicación virtual puede llegar a tener algún impacto en la manera en que las personas perciben el afecto, o como es que pueden ofrecerlo? Sin dudas, esta revolución ha contribuido a la fluidez y la rapidez en establecer contacto entre los seres humanos. Esto puede trasladarse de manera muy rápida al lazo con el otro. Y así como ayuda a la comunicación instantánea y a la formación de nuevas relaciones, podría encontrársele alguna contrapartida: cuando esas relaciones se terminan, el proceso puede no ser tan automático e instantáneo.
Por tal motivo, las redes virtuales desencadenan determinados efectos que se manifiestan en la “clínica analítica de hoy”, mediante la presencia de nuevos síntomas. Se observa que dichas redes virtuales, contienen cada vez mayor información del sujeto, a partir de: imágenes, videos, comentarios, debates, notas, grupos e historias que el mismo registra como usuario del programa, con la marca de su “nombre y apellido” en el semblante de un espacio, (de un lugar), que la red virtual le proporciona. Esto genera una serie de sucesos destacables, como podría ser el reencuentro con personas que en algún momento transitaron la vida de ese sujeto y que las mismas son parte de su historia personal. Entonces podríamos decir, la Web ¿reactualiza el pasado mediante lo virtual, en el presente? Aquellas personas, “las cuales forman parte de esa historia”, y que el sujeto alguna vez pensó que jamás se podría volver a “conectar”, aparecen de manera abrupta como “un conjunto de bits” plasmado en el monitor de una computadora irrumpiendo en la subjetividad del mismo.
Pongamos un ejemplo clásico y común que hoy en día sucede a menudo y se escucha con frecuencia en nuestros consultorios. ¿Qué ocurre cuando una relación de pareja se termina? En el pasado no tan lejano, probablemente se traduciría en romper algunas cartas o fotos, entres otras cosas. Desaparecer, entonces, físicamente, cualquier objeto que recordase a ese otro que ya no está, en el caso de tener que “eliminar” la presencia del otro. Es decir, la separación se reducía a no contestar y/o hacer más llamados telefónicos. Pero hoy, la situación tiene algunos tintes diferentes.
La interacción en la Web se amplifica al punto en el cual los sujetos pueden quedar relacionados como “amigos” dentro de varias comunidades de usuarios. Donde no solo el vínculo es representado virtualmente, sino también queda documentado en los soportes electrónicos todas aquellas huellas de que esa relación existió y se vio plasmada en la red. Esto puede ser en forma de “historias textuales” o incluso en cantidad de “material multimedia” como ser: imágenes y videos “colgados” de diversos sitios dedicados a estos propósitos. Por lo tanto, el acto de la separación puede dejar un rastro notable en la Web y la acción de eliminación del mismo constituye un paso más en el camino a la concreción de esa realidad. Desde borrar correos electrónicos de más de una cuenta, desvincularse del otro en varias comunidades de usuarios y/o programas de mensajería instantánea, retirar imágenes y videos, etc. Lo que queda por ver entonces, es qué tipo de connotación tiene para el sujeto llegar a ejecutar estas acciones, ya que lo mismo podría generarse en el caso del fin de una amistad, o de la perdida de algún ser querido. Es decir, que existe en la actualidad un paralelismo entre un mundo “concreto y material” y un mundo representado en “unos y ceros” que parecen coexistir y afectar de formas no antes conocidas a las personas.

También, dentro del mundo virtual el sujeto lleva a cabo acciones “mediante una pantalla de por medio”, que quizás en otra época concretaba, pero no las evidenciaba “tan públicamente” ante los demás y menos ante la persona que se las debía ocultar. De esta manera, podríamos decir que el sujeto cosifica al otro dejándolo en evidencia y sin posibilidad de tomar posición alguna, (debido a la rapidez en que se efectúan las acciones en la red) y esto conlleva al debilitamiento del lazo con el otro.
Como es el caso de aquellos neuróticos, por ejemplo en un hombre, - teniendo en cuenta el concepto de Freud (1912) de “diplopía del objeto”-, el cual presenta como estado civil, la condición de estar “casado”, y se reencuentra con alguna amante o ex - pareja en la actualidad, mediante la red virtual, - ya que la misma facilita dicho encuentro entre ambos sujetos -, además de que el inconsciente realice sus apariciones, la red virtual propiciaría cierto levantamiento de represiones. De esta manera el sujeto puede concretar el acto, el cual se manifiesta en la red virtual, donde todos sus “contactos” tienen acceso al mismo, incluso hasta la persona que no debía darse por aludida del episodio, por así decirlo.
Dichas redes virtuales, las cuales responden a las exigencias del discurso amo contemporáneo, promueven al surgimiento de un sujeto “más actuador”, ya que al incorporar las normas sociales de la red, que presentan ciertas opciones como: “buscar”, “aceptar”, “eliminar”, “admitir”, “no admitir” que brinda el mundo virtual, existen milésimas de segundos para que una o varias acciones se concreten.
A partir de la exposición de la vida del sujeto en una red virtual, nos podríamos plantear que existiría la necesidad de reconocimiento del sujeto por parte de los otros (con minúscula), del Otro (con mayúscula), debido a que dicho reconocimiento en el entorno del mismo aparecería labil y frágil, remitiéndose a la ruptura del lazo social.
El lazo social, como Uno, no existe (o existe solo como semblante), existe en a partir del otro y en el campo del otro. Lo que existen son los múltiples discursos. Es el síntoma el que objeta este lazo social, pero al mismo tiempo es el que sostiene los discursos como modo de conexión singular entre los seres hablantes, mediante lazos sintomáticos: solo se habla a partir del síntoma.
Partiremos de la cita de E. Laurent (2000) orientada a ubicar el valor de la "consistencia del síntoma", es decir, del síntoma en tanto tal, lo que servirá como el primer giro al que nos lleva la ética del psicoanálisis: "No hay otra disciplina clínica que trate tanto como el Psicoanálisis de reducir el síntoma a una singularidad". Indica claramente el uso particular que realiza el psicoanálisis del síntoma y que lo diferencia de toda otra práctica.
De todos modos, la red virtual, es considerada como una herramienta de máxima utilidad para establecer nuevos contactos entre sujetos, intercambiar ideas, realizar proyectos con otros, como así también realizar compras y ventas de algún objeto en distintas partes del mundo y comunicarse con el propio entorno. Estas promueven en cierta medida que el deseo del sujeto circule por dichas redes como así también le permite relacionarse con otros objetos.
De la misma forma esa búsqueda de lo instantáneo nos lleva a vivir vidas vertiginosas donde las relaciones interpersonales se acotan a tiempos mínimos y al mismo tiempo la existencia dentro del “ciberespacio” posibilita la interacción con cientos de personas, incluso aquellas que en otras épocas no hubiesen podido ser contactadas de otra manera (por distancia de espacio o de tiempo) y también con aquellas personas con las cuales no existió un contacto previo fuera del mundo virtual.
Lo que nos lleva a plantear varios interrogantes: ¿Con cuantas personas es posible mantener una relación frondosa, interesante y duradera? ¿Es posible que exista un límite? ¿Con cuantas personas esa relación trasciende lo virtual para pasar al plano de la realidad material? ¿Es importante que pase al plano del mundo concreto en esta época que se caracteriza por la fragilidad del lazo social?
Entonces, ¿Cuál sería el lugar del psicoanálisis en la cultura y la oferta que propone acerca de sus posibles usos?
La propuesta de los posibles usos del Psicoanálisis, consiste en verificar dentro del dispositivo analítico, la apertura de un espacio en el cual cada sujeto, pueda implicarse y tomar su sufrimiento en un síntoma "más vivible" que le permita un lazo con el otro, teniendo en cuenta con el avance de la ciencia, la aparición de nuevos “lazos virtuales” que remiten a la sociedad contemporánea.
Cada analista, a partir de los síntomas contemporáneos, deberá extraer la particularidad subjetiva de cada caso, dando lugar "a la palabra" de manera que el sujeto "hable" y de este modo de su producción advenga una posición diferente, contraria a un puro goce cínico y mortífero.







Bibliografía:

• Freud, S. (1912) Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa (Contribuciones a la Psicología del amor, II), pp. 169/184. Buenos Aires: Ed. Amorrortu.
• Freud, S. (1920) Más allá del principio de placer, en obras completas (2º Ed. 1985). (Vol. XVIII). Buenos Aires: Ed. Amorrortu.
• Freud, S. (1921) Psicología de las masas y análisis del Yo, en obras completas (2º Ed. 1985). (Vol. XVIII). Buenos Aires: Ed. Amorrortu.
• Lacan, J. (1958) La dirección de la cura y los principios de su poder”. En: Escritos 2. Siglo veintiuno editores. Buenos Aires, 1987. Capitulo XIX.
• Lacan, J. (1997): El Seminario, Hacia un significante nuevo, lección del 17 de mayo de 1977,
En Colofón, Nº 25, “Psicoanálisis y Poesía. Hacia un significante nuevo”, Boletín de la Federación Internacional de Bibliotecas del Campo freudiano,
Granada, enero de 2005, pp. 38-40.
• Laurent, E.: (2000), El cuerpo es el Otro, Cáp. VI, en: Las paradojas de la identificación, Buenos Aires, Ed. Paidós.
• Lipovetsky, G.: (2002), La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo, Ed.: Anagrama, París, pp. 5-15, 34-48 y 105-119.
• Miller, J - A. (1998). Los signos del goce. pp. 255, Buenos Aires: Páidos.
• http://sociedaddelainformacion.telefonica.es/jsp/articulos/detalle.jsp?elem=2146 - ¿Qué es Web 2.0?, traducción del artículo de Tim O'Reilly «What Is Web 2.0. Design Patterns and Business Models for the Next Generation of Software» en el Portal de la Sociedad de la Información de Telefónica.
• http://www.campusred.net/TELOS/articuloperspectiva.asp?idarticulo=2&rev=73 - La Web 2.0. El valor de los metadatos y de la inteligencia colectiva, de Xavier Ribes en "Telos. Cuadernos de Comunicación e Innovación", n. 73 (2007) de la Fundación Telefónica.


Año: 2009