domingo, 26 de febrero de 2012
Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío.
Poema de Miguel Hernández.
Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:/
claridad absoluta, transparencia redonda./
Limpidez cuya extraña, como el fondo del río,/
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda./
¿Qué lucientes materias duraderas te han hecho,/
corazón de alborada, carnación matutina?/
Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho./
Tu sangre es la mañana que jamás se termina./
No hay más luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso./
Yo no veo las cosas a otra luz que tu frente./
La otra luz es fantasma, nada más, de tu paso./
Tu insondable mirada nunca gira al poniente./
Claridad sin posible declinar. Suma esencia/
del fulgor que ni cede ni abandona la cumbre./
Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia/
acercando los astros más lejanos de lumbre./
Claro cuerpo moreno de calor fecundante./
Hierba negra el origen; hierba negra las sienes./
Trago negro los ojos, la mirada distante./
Día azul. Noche clara. Sombra clara que vienes./
Yo no quiero más luz que tu sombra dorada/
donde brotan anillos de una hierba sombría./
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,/
para siempre es de noche: para siempre es de día.
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